martes, 28 de mayo de 2013

Necesarias



Entonces la sombra en tus ojos.
Borde a borde,
nos invade la ciudad,
neblina que se filtra entre las rendijas
y avanza  colonizando el sueño.
Me ves
y ya no son tus pupilas portales de luna
 sino un campo de batalla. 
Hemos orbitado entre los mil soles de este abrazo,
la brújula fue la risa
el viaje, descubrimiento.
 Llega día sobre nuestra desnudez
y no amanece:
los amantes que hemos sido
se pierden en la bruma que vuelve  frontera el cuerpo.
 Bajo la ropa se marchitan galaxias y mundos silvestres.
Apenas un perfume fugitivo en  las horas sucesivas nos recordará haber estado muy cerca de la libertad.
Porque llega el día
y las estructuras golpean la puerta para decirnos qué Ser. 
Desde ahí me ves
y  las palabras que nos gustan se vuelven inútiles
para que recuerdes  que no tengo apetito por lo que muere en la palma de mis manos.
No  me pertenezcas,
no dejes de amar.

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