El tejido
de las horas es lento,
Silencioso,
irrevocable.
El
encuentro,
sucederá.
Estamos
viajando aún cuando no podemos sentirlo.
Cruzamos la
tierra por esa intimidad del amor
cuando el abrazo
se convierte en una casa donde estar a gusto.
Danzarse
con otres.
Una y mil
veces nos eclipsaremos.
Pasarán las
eternidades en el rocío del amanecer,
este mundo
envejecerá,
nosotres
no.
Naceremos
siempre
la
sabiduría de la luz crecerá en nuestras células,
y las
palabras,
nunca
entenderán lo que sucede.
Como ahora,
que cruzas
la calle en esta madrugada de viento y misterio,
se eclipsa
la luna,
pero vos
guardas una lucecita para mí en el gesto de sonreírme con los pelos al viento
y el rostro
trasnochado
mientras
cruzás la calle despoblada de la medianoche.
No tengo
palabras,
tengo
certeza.